domingo, 25 de mayo de 2008

Me llaman loco

Me llaman loco porque aún creo en los grandes sueños, en la utopía. Porque no renuncio a la felicidad para todos.

Me llaman loco porque no me gusta dar órdenes ni recibirlas. Porque no comprendo a los que están dispuestos a todo por llegar al poder, a la fama, a la riqueza.

Me llaman loco porque no comprendo la guerra. Porque no comprendo una justicia que legaliza tantas injusticias.


Jesús Quintero

viernes, 16 de mayo de 2008

¿QUE ES EL CIRCO?

El circo ha sido desde siempre una forma clásica de diversión; la palabra procede del latín circus y designaba el escenario romano donde se originaron muchos de los números que pueden verse hoy en una función circense. Las actuaciones en un circo se rigen siempre según unas bases establecidas, y hay una serie de números que son ya clásicos en el repertorio de este tipo de espectáculos, tales como las acrobacias a caballo, las cabalgatas y las actuaciones de elefantes, focas, perros y otros animales amaestrados. El domador de leones y tigres, por ejemplo, ha sido siempre uno de los personajes característicos y más atrayentes del circo aunque en algunos países se hayan prohibido esta clase de números. Las funciones con animales, no obstante, sólo son un pálido reflejo de las que tenían lugar en los circos romanos, y en ellos siempre se opone, a la fuerza bruta de la bestia, la inteligencia del hombre.

Los antiguos saltimbanquis, juglares y magos (a menudo muy habilidosos) fueron los precursores de los artistas de circo actuales y muchos de sus números y creaciones forman parte de la mayor tradición circense. El payaso actual, o clown, ha heredado dicha tradición y sus actuaciones incluyen toda una serie de chistes, pantomimas, piruetas y números musicales, que siempre han atraído a grandes y pequeños. Este personaje, cómico a ultranza y con su máscara sonriente, puede, sin embargo, como Grock, Rivel, Popov o los hermanos Fratellini, ser un drámatico reflejo de la incomprensión, la soledad y los defectos humanos.

El circo, tal y como lo conocemos, apareció por primera vez en Gran Bretaña en 1770, y en el siglo siguiente la actividad circense se extendió a gran número de países. En Alemania fueron famosos los circos Renz, Busch y Schuron; en Francia el Circo de Invierno (Cirque d’Hiver) y Médranos; en Gran Bretaña, el Circus Sanger; y en Estados Unidos, Barnum & Bailey, que fue el primer gran circo ambulante. En este sentido, el circo Ringling norteamericano constituye una de las empresas más grandes que se hayan acometido en el mundo del circo.

En la Union Soviética, el circo está subvencionado por el Estado, y es una tradición de amplio arraigo popular.

La palabra circo puede designar también al sitio en el que se representa el espectáculo circense, que puede ser una carpa móvil o un anfiteatro permanente.

jueves, 15 de mayo de 2008

Rumpelstiltskin

Había una vez un molinero pobre que tenía una hija muy hermosa. Un día sucedió que tenía que ir a hablar con el rey, y para parecer más importante le dijo: - Tengo una hija que puede hilar la paja y convertirla en oro.-

- Esa es una habilidad que me complace, - le dijo el rey al molinero - si tu hija es tan lista como dices, tráela mañana a mi palacio y lo comprobaremos. -

Cuando trajeron a la muchacha, el rey la llevó a una habitación llena de paja, le dio una rueca y una bobina y dijo:

- Ponte a trabajar, y si mañana por la mañana no has convertido toda esta paja en oro durante la noche, morirás. -

Entonces él mismo cerró la puerta con llave, y la dejó sola. La hija del molinero se sentó sin poder hacer nada por salvar su vida. No tenía ni idea de cómo hilar la paja y convertirla en oro, y se asustaba cada vez más, hasta que por fin comenzó a llorar.

Pero de repente la puerta se abrió y entró un hombrecillo:

- Buenas tardes señorita molinera, ¿por qué estás llorando tanto? -

- ¡Ay de mí!, - contestó la chica - tengo que hilar esta paja y convertirla en oro pero no sé como hacerlo.

- ¿Qué me darás - dijo el hombrecillo - si lo hago por ti? -

- Mi collar. - dijo ella.

El hombrecillo cogió el collar, se sentó en la rueca y whirr, whirr, whirr tres vueltas y la bobina estaba llena.

Puso otra y whirr, whirr, whirr tres vueltas y la segunda estaba llena también. Y siguió así hasta el amanecer, cuando toda la paja estaba hilada, y todas las bobinas llenas de oro.

Al despertar el día el rey ya estaba allí, y cuando vio el oro quedó atónito y encantado, pero su corazón se volvió más avaricioso. Llevó a la hija del molinero a otra habitación mucho más grande y llena de paja, y le ordenó y le ordenó que la hilara en una noche si apreciaba su vida.

La chica no sabía que hacer, y estaba llorando cuando la puerta se abrió de nuevo. El hombrecillo apareció y dijo:

- ¿Qué me darás si hilo esta paja y la convierto en oro? - preguntó él.

- El anillo que llevo en mi dedo. - contestó ella.

El hombrecillo cogió el anillo, y empezó otra vez a hacer girar la rueca, y por la mañana había hilado toda la paja y la había convertido en brillante oro. El rey se regocijó más allá de toda medidas cuando lo vio. Pero como no tenía suficiente oro, llevó a la hija del molinero a otra sala llena de paja aun más grande que la anterior, y dijo:

- Tienes que hilar esto en el transcurso de esta noche, si lo consigues serás mi esposa. -

"A pesar de ser la hija de un molinero, " pensó, " no podré encontrar una esposa más rica en el mundo. "

Cuando la chica se quedó sola el hombrecillo apareció por tercera vez, y dijo:

- ¿Qué me darás si hilo la paja esta vez?. -

- No me queda nada que darte. - respondió la muchacha.

- Entonces prométeme, que si te conviertes en reina, me darás tu primer hijo. -

" Quién sabe si eso ocurrirá alguna vez. " pensó la hija del molinero. Y no sabiendo como salir de aquella situación le prometió al hombrecillo lo que quería. Y una vez más hiló la paja y la convirtió en oro.

Cuando el rey llegó por la mañana, y se encontró con todo el oro que habría deseado, se casó con ella y la preciosa hija del molinero se convirtió en reina.

Un año después, trajo un precioso niño al mundo y en ningún momento se acordó del hombrecillo. Pero de repente vino a su cuarto y le dijo:

- Dame lo que me prometiste. -

La reina estaba horrorizada y le ofreció todas las riquezas del reino si le dejaba a su hijo. Pero el hombrecillo dijo:

- No, algo vivo vale para mí más que todos los tesoros del mundo. -

La reina empezó a lamentarse y a llorar, tanto que el hombrecillo se compadeció de ella:

- Te daré tres días, - dijo - si para entonces has descubierto mi nombre, entonces conservarás a tu hijo. -

Entonces la reina pasó toda la noche pensando en todos los nombres que había oído, y mandó un mensajero a lo ancho y largo del país para preguntar por todos los nombres que hubiera. Cuando el hombrecillo llegó al día siguiente, empezó con Gaspar, Melchor, Baltazar... Dijo, uno tras otro, todos los nombres que sabía, pero en cada uno decía el hombrecillo:

- Ese no es mi nombre. -

En el segundo día había preguntado a los vecinos sus nombres, y ella repitió los más curiosos y poco comunes:

- Quizá tu nombre sea Pata de Cordero o Lazo Largo. -

Pero siempre contestó:

- No, ese no es mi nombre. -

Al tercer día el mensajero volvió y dijo:

- No he podido encontrar ningún nombre nuevo. Pero según subía una gran montaña al final de un bosque, donde el zorro y la liebre se desean las buenas noches. Allí vi aun hombrecillo bastante ridículo que estaba saltando. Dio un brinco sobre una pierna y gritó:

"Hoy hago el pan, mañana haré cerveza, al otro tendré al hijo de la joven reina. Ja, estoy contento de que nadie sepa que Rumpelstiltskin me llamo."

Podéis imaginar lo contenta que se puso la reina cuando escuchó el nombre. Y cuando al poco rato llegó el hombrecillo y preguntó:

- Bien, joven reina ¿Cuál es mi nombre?. -

La reina primero dijo:

- ¿Te llamas Conrad? -

- No. -

- ¿Te llamas Harry? -

- No. -

- ¿Quizá tu nombre es Rumpelstiltskin? -

- ¡Te lo ha dicho el demonio! ¡Te lo ha dicho el demonio!, gritó el hombrecillo. Y en su enfado hundió el pie derecho en la tierra tan fuerte que entró toda la pierna. Y cuando tiró con rabia de la pierna con las dos manos se partió en dos.

Cuento de los Hermanos Grimm

miércoles, 14 de mayo de 2008

Nunca seremos iguales, ni falta que hace.

No hay nada más aburrido que la igualdad.
Lo que hace falta es que nos respetemos y respetemos nuestras diferencias. Que nos sintamos solidarios y unidos.
Que nadie explote a nadie. Que nadie desprecie a nadie, lo avasalle o lo humille. Que nadie se crea superior.
Que no seamos iguales no quiere decir que seamos mejores ni peores, sólo diferentes.

Jesús Quintero

martes, 13 de mayo de 2008

Fábula sobre el nacimiento del teatro

“Existen varias hipótesis sobre el origen del teatro, pero la que más me interesa es la que adopta la forma de una fábula:

Una noche, en tiempos remotos, un grupo de hombres se reunieron en una cantera alrededor del fuego a contarse historias. De pronto, uno de ellos tuvo la idea de levantarse y utilizar su propia sombra para ilustrar el relato. Ayudado por la luz de las llamas, hizo aparecer sobre los muros de la cantera personajes más grandes incluso que los reales. Paso a paso, los asistentes, maravillados, fueron distinguiendo al fuerte del débil, al opresor del oprimido, al dios del mortal.

En nuestros días, la luz de los proyectores reemplaza el fuego del comienzo y la maquinaria teatral los muros de la cantera. Y aunque desagrade a ciertos puristas, esta fábula nos recuerda que la tecnología se encuentra en el origen mismo del teatro y que no debe en ningún caso percibirse como una amenaza, sino como un elemento unificador.

La supervivencia del arte teatral depende de su capacidad de reinventarse integrando nuevos elementos y lenguajes. De no ser así, de no dar prueba de apertura ¿cómo podría el teatro continuar siendo testigo de los grandes desafíos de nuestro tiempo y promover la comprensión entre los pueblos? ¿Cómo podría jactarse de ofrecer soluciones a los problemas de intolerancia, exclusión y racismo si en su propia práctica rehusara todo mestizaje e integración?

Para representar el mundo en toda su complejidad, el artista debe proponer nuevas ideas y formas y tener confianza en la inteligencia del espectador, capaz, por su parte, de distinguir la silueta de la humanidad en su perpetuo juego de luz y de sombras.

Es verdad que de tanto jugar con el fuego el hombre corre el riesgo de quemarse, pero también es cierto que con él puede tentar la suerte de deslumbrar e iluminar.”

Robert Lepage, Quebec, 17 de febrero de 2008

Sinuhé, el egipcio

Porque yo, Sinuhé, soy un hombre y como tal he vivido en todos los que han existido antes que yo y viviré en todos los que existan después de mí. Viviré en las risas y en las lágrimas de los hombres, en sus pesares y sus temores, en su bondad y su maldad, en su debilidad y su fuerza. Como hombre, viviré eternamente en el hombre y por esta razón no necesito ofrendas sobre mi tumba ni inmortalidad para mi nombre. He aquí lo que ha escrito Sinuhé, el egipcio, que vivió solitario todos los días de su vida.
Sinuhé, el egipcio.
Mika Waltari

lunes, 12 de mayo de 2008

Martin Niemöller

Martin Niemöller (14 de enero de 1862 – 6 de marzo de 1984) fue un pastor luterano alemán.

Su mejor y más conocido poema “Cuando los nazis vinieron...” trata acerca de las consecuencias de no ofrecer resistencia a las tiranías en los primeros intentos de establecerse. El orden exacto de los grupos y las palabras están sujetos a disputa, ya que existen muchas versiones, la mayoría transmitidas oralmente. Martín Niemöller, su autor, menciona que no se trataba originalmente de un poema, sino de un sermón en la Semana Santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania: “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?”. Este poema se le atribuye erróneamente, en muchos idiomas, al dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht.

Traducción

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio, porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté,
porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté, porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.