No tener nunca que mentir a nadie y mucho menos a uno mismo.
No odiar. Gozar cuanto sea posible. No tener pleitos. No soportar yugos ni cadenas. No querer tener siempre la razón. Saber descubrir la belleza y la bondad ocultas.
Tal vez, esas pequeñas cosas, son lo que llamamos felicidad.
Jesús Quintero
sábado, 5 de julio de 2008
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